¿POR QUÉ PERCIBIMOS COMO PERCIBIMOS?
Todos sabemos que nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno es a
través de los sentidos. Sin ellos, no seríamos capaz de adaptarnos al medio y
desarrollarnos en él como nos hemos estado desarrollando a lo largo de los
años. Vamos a determinar tres tipos de sentidos: los exteroceptores -recibimos
información del exterior gracias al gusto, el olfato, el oído, la vista y el
tacto, los propioceptores -aportan información sobre las acciones del cuerpo-,
y los interoceptores -aportan información sobre el interior de nuestro
organismo. Nos vamos a centrar en los exteroceptores y a razonar por qué es que
percibimos el mundo tal y como lo percibimos.
Sobreanalizamos los cinco sentidos clásicos (introducidos por Aristóteles:
El sentido de la vista nos permite percibir la forma, tamaño y distancia de
los objetos. Pero la pregunta es la misma, ¿por qué vemos así? Es que resulta
que no vemos como realmente creemos. La imagen que captamos está principalmente
boca abajo como en una lente convexa, ni tiene la coloración ni la iluminación
exacta y mucho menos, vemos todo. Si viésemos absolutamente todo, en vez de
enfocarnos en diferentes pequeños puntos, nuestro cerebro trabajaría demasiado,
y nos haría perder constancia de determinados puntos concretos al centrarse en
desvelar todo. Nuestra vista ha desarrollado como ha desarrollado para
garantizar la simple supervivencia del hombre realizando el mínimo gasto de
energía. Y por ejemplo, en el caso de a coloración, nos ha permitido detectar
cuando el humano era recolector, qué frutas podría comerse y cuáles no.
El olfato nos permite percibir sustancias volatilizadas en el aire. Y
volvemos a deducir que, como sistema evolutivo, este sentido ha permitido a
nuestros antepasados detectar cambios en el entorno que les indiquen la
reacción que deben tener al percibir un olor.
El oído nos permite crear ondas mecánicas dentro del oído humano. Al igual
que en los otros dos sentidos, como proceso evolutivo, habrá permitido detectar
posibles amenazas, imaginarse su ubicación según la procedencia del sonido,
etc. Además, también habrá permitido que desarrollen la caza.
El gusto nos permite captar sustancias químicas en los alimentos. De esta
forma, el humano ha podido diferenciar los diferentes sabores y el estado del
fruto.
Finalmente, el tacto nos permite diferenciar y sentir las cosas que
tocamos. Así pues, si tocásemos lago que nos perjudica, por ejemplo, algo que
quema, podríamos retirar la mano inmediatamente para evitarlo.
Luego además tenemos los umbrales. Estos pueden ser: umbrales absolutos
máximos y mínimos y umbral diferencial. El umbral máximo es la cantidad máximo
de estímulo a partir de la cual dejas de percibir. Y el mínimo, la cantidad
mínimo a partir de la cual empiezas a percibir. En el umbral diferencial, será
la cantidad de estímulo necesario para notar un cambio en la sensación. Dicho
esto, podremos enlazar los umbrales con los sentidos y decir que ambos son
complementarios y necesarios. Esto estará desarrollado así porque a partir de
ciertas cantidades se considerará un estímulo necesario para la supervivencia.
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